Como la mayoría de vosotros sabréis, las Islas Baleares es un enclave en el Mediterráneo a apenas 1h de vuelo de Barcelona. Sus cuatro islas principales (Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera), cada una con sus encantos y sus peculiaridades, constituyen un destino elegido cada año por millones de turistas y es que sobran motivos para perderse unos días por cualquiera de ellas. Su gran heterogeneidad permite al visitante disfrutar de naturaleza, deporte, preciosas costas, cultura, vida nocturna, relax, tradición, compras y mucho más.
Una de nuestras favoritas, sin desmerecer a ninguna de las otras, es Formentera. Se la conoce como “el último paraíso del Mediterráneo” por haber conseguido una buena combinación entre el turismo y la conservación del medio ambiente. La pradera de posidonia, selva submarina que rodea la isla declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999, es el secreto de sus largas playas de arena blanca y aguas cristalinas que la diferencian del resto de islas mediterráneas.
Formentera todavía conserva el encanto de una isla pequeñita, rural, acogedora, mágica... Y, además, ofrece un sinfín de opciones para todos los gustos: playas de agua cristalina, senderismo, mercados locales, kayak, submarinismo, navegación, una riquísima gastronomía, vida nocturna, cultura, historia... ¡Lo tiene todo! Muestra de ello son las preciosas playas de Ses Illetes o Caló des Mort, los riquísimos "calamars a la bruta" (frito de calamares en su tinta), ensalada payesa (con "peix sec", pescado seco típico en la isla) y "flaó"(pastel de queso fresco con hierbabuena) o sus iglesias, restos arqueológicos, molinos y faros.
Todo el mundo se enamora de la isla, incluso ha sido escenario de alguna película como "Lucía y el sexo" de Julio Medem, con la famosa escena de Paz Vega en moto con el bonito faro de Cap de Barbaria de fondo...
Para llegar a Formentera existen varias opciones. Se puede volar hasta Ibiza y, desde allí, coger un ferry de línea regular que te lleva al puerto de La Savina en Formentera, o navegar desde algún punto de la península o las Islas Baleares en yate o velero privado. Una vez allí, lo mejor es disponer de un vehículo pequeño o moto para moverse por la isla. De esta manera podrás acceder sin problemas a los estrechos caminos que te llevan a descubrir algunos de los mejores rincones de esta joya del Mediterráneo.
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No esperes más, la isla es muy pequeñita y se llena enseguida!
